Xalapa, Ver. — La noche del sábado, el Nido del Halcón vibró con la poderosa voz y la imponente presencia de Natalia Jiménez, quien se presentó ante cientos de fanáticos como parte de su exitosa gira internacional: La Jiménez».

La cantante española ofreció un espectáculo inolvidable que combinó emoción, talento y una producción impecable. 

Desde los primeros acordes, Natalia conquistó al público xalapeño con clásicos de su carrera como vocalista de La Quinta Estación, así como con sus temas más recientes como solista. 

Entre aplausos y ovaciones, temas como «Creo en mí», «El sol no regresa», «Algo más», y «Quédate con ella», fueron coreados con fuerza por el público.

Vestida con un espectacular atuendo rojo que resaltaba su elegancia y fuerza escénica, Natalia agradeció constantemente el cariño de sus seguidores mexicanos, país que ha sido clave en su carrera artística. 

«¡Qué bonito es estar en Xalapa, gracias por tanto amor! Veracruz me arropó e impulsó en mi carrera”, expresó emocionada desde el escenario.

Acompañada por una banda y mariachi en vivo, cuatro cambios de ropa, coristas y una cuidada producción visual y de luces, la intérprete logró una conexión íntima con la audiencia, que se mantuvo de pie durante gran parte del concierto. 

El momento más emotivo llegó cuando dedicó palabras a su trayectoria y a los aprendizajes que ha dejado el camino recorrido en estos 20 años de música y el regalo de sus fans; desde una pequeña que le regaló unos pendientes, que se colocó en ese momento y el famoso muñeco del Dr. Simi disfrazado de ella. 

El Nido del Halcón lució lleno y vibrante, demostrando el fervor que genera Natalia en cada ciudad que visita. Sin duda, su parada en Xalapa fue un rotundo éxito que deja huella en esta gira que celebra dos décadas de trayectoria.

Con una energía arrolladora y una voz que no conoce límites, Natalia Jiménez reafirma por qué es una de las artistas más queridas del pop latino, regalando a su público una noche mágica que quedará en la memoria de todos los presentes.

Coatzacoalcos, Ver.- Con un llamado a retomar las tradiciones culturales del sur de Veracruz, este 15 de agosto fue inaugurado el Festival del Mar 2025, encabezado por la gobernadora Rocío Nahle García, acompañada por la secretaria de Cultura del estado, Xóchil Molina, y el secretario de Turismo, Igor Rojí.

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Xalapa Ver.- Con  la exposición El Negro de Beatriz Zamora, la Pinacoteca Diego Rivera se enviste simbólicamente como Tlillancalli (Casa Negra), que en tiempos antiguos existió un lugar llamado Tlillancalco -el lugar de la casa negra-, al cual acudía el nuevo tlatoani de Tenochtitlan para realizar una ofrenda antes de su investidura.

La Secretaria de Cultura de Veracruz Xóchilt Molina inauguró esta obra reconociendo a todas y todos los artistas , creadores, estudiantes del estado. 

Mencionó que “a lo largo de su trayectoria, la maestra Beatriz Zamora ha forjado una de las exploraciones más profundas del arte contemporáneo, centrando su obra en el negro como materia, símbolo y energía”, indicó. 

Este recinto alberga una muestra representativa del corpus de obra de la referente cultural artista, en diálogo con un quechquemitl de tejido en curva que acompaña los ancestral del México profundo y contemporáneo planteamientos de la artista en dos dimensiones complementarias: la cósmica y la ctónica (del griego khthonios, «perteneciente a la tierra». 

“Su obra nos invita a un viaje estético, étnico y espiritual que conecta cuerpo, cosmos y memoria ancestral, poniendo una mirada transformadora hacia nuestras raíces y hacia lo sagrado aún vivir” mencionó la secretaria de cultura. 

A su vez, el curador de la obra e hijo de la artista Fernando Hernández Zamora  mencionó que  “el Negro de Beatriz Zamora es un conjunto de poco más de 3,500 cuadros de diversos formatos de voluntad plástica épica. Abarca caminos infinitos matéricos y performáticos: conversacion lúdica con elementales y poética mística de trazos a cuerpo alzado.” 

Son piezas dijo que “desnudan nuestra mirada. Murmuran relatos cosmogónicos”. 

En el vestíbulo, los cuadros de gran formato parecen levitar, visibles desde el mirador del mezzanine, acentuando la experiencia inmersiva con la obra, propiciando la reflexión y el goce estético.