Orgullo y tradición: Jesús Córdoba, 40 años en la danza de moros y cristianos en Naolinco

Ángel Hernández

Naolinco, Veracruz. – Con la voz entre recuerdos y orgullo, don Jesús Córdoba García comparte lo que para él significa ser parte de la danza de moros y cristianos, tradición que cada septiembre engalana las fiestas patronales en honor a San Mateo.

“Llevo más de treinta y cinco, casi cuarenta años participando, desde que tenía unos ocho o nueve años. Y aquí seguimos, gracias a Dios, año con año”, cuenta, con la sonrisa de quien ha visto crecer la fiesta junto a él.

Don Jesús, originario de Naolinco, forma parte del grupo conocido como los negros.

“Nuestro papel es negrear y cuidarnos de los Caines y del caballito. Para eso usamos garrotes, nos protegemos, porque de eso se trata: no dejarse pegar. Si te pegaron, fue porque te descuidaste”, explica mientras hace la seña de cubrirse con las manos.

La preparación para la danza no es sencilla, pero se vive con entusiasmo: la palomilla se organiza, compra telas, busca quién diseñe los disfraces y juntos deciden qué personajes representarán. Este año, optaron por los viejitos y viejitas, un toque pintoresco que da vida y humor a la celebración.

Pero más allá del vestuario y los ensayos, la tradición representa algo mucho más profundo: un acto de fe y agradecimiento.

“Es un orgullo representar a tu pueblo, porque es la fiesta de todos. Es emocionante esperar cada año estas fechas, porque nos llena de alegría danzar y disfrazarnos”, comparte don Jesús.

Hoy, lo que más lo conmueve es ver cómo las nuevas generaciones se suman a la danza.

“Me da gusto ver a los muchachos que conocí de niños, ahora disfrazados conmigo, junto a mis propios hijos. Eso es lo bonito: que esta tradición sigue viva con ellos”, dice con brillo en los ojos.

En Naolinco, la danza de moros y cristianos no solo es espectáculo ni recuerdo: es una herencia que se transmite de padres a hijos, entre risas, garrotes y fe.

Y en cada paso que don Jesús da, se escucha también la voz de su pueblo que, año con año, celebra con orgullo a su santo patrono.

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