
Ángel Hernández
Xalapa, Ver.- En un semáforo cualquiera de Xalapa, donde normalmente reinan el claxon, la prisa y las caras cansadas, algo distinto empieza a suceder. Suenan los primeros golpes de un timbal, la trompeta responde, el saxofón dibuja una melodía en el aire y de pronto, la rutina se convierte en fiesta. Ahí están ellos: Congo en Tres Orquesta, un grupo de jóvenes que decidieron transformar la calle en escenario y el tráfico en aplausos.

“Todo empezó como un hobby entre amigos”, recuerda Diego Herrera, director musical del grupo. “Al principio solo queríamos tocar juntos, pero pronto llegaron los eventos, las invitaciones… y así nació la orquesta. En el semáforo somos cuatro: timbal, trompeta, trombón y saxofón; pero en realidad la familia completa la conformamos diez músicos”.
En su música hay salsa, cumbia y, sobre todo, sueños. Sueños que resisten bajo el sol que quema o la lluvia que empapa. Sueños que sortean el tráfico, la competencia por un espacio, o incluso la timidez de los primeros días.

“Daba miedo, claro —admite Hiram Borjas—. El qué dirán, el pensar que tal vez nadie se detuviera a escuchar. Pero cuando ves a la gente sonreír, bailar en su auto o aplaudir, todo el miedo desaparece. Es nuestra forma de compartir arte con la ciudad, de demostrar quiénes somos”.
En cada canción hay también amistad. “A mí lo que más me gusta es estar con mis amigos”, confiesa Ian Guzmán. “Sí, el ingreso extra ayuda, pero lo más bonito es convivir, tocar lo que nos apasiona, reírnos incluso cuando llevamos cinco horas bajo el sol. Al final siempre terminamos juntos, comiendo o guardando para el ahorro”.

Y aunque hay días difíciles, también hay momentos que quedan tatuados en la memoria. Como esa vez en que alguien los escuchó y, de improviso, les pidió que fueran a tocar unas mañanitas. Llegaron con sus instrumentos y regalaron a una familia un despertar distinto, una sorpresa envuelta en música. “Esos detalles son los que valen la pena —dice Diego—. Darle chispa a un día cualquiera, alegrarle el momento a alguien. Eso nos llena de fuerza para seguir”.
En Xalapa, tierra de músicos y de competencia, Congo en Tres Orquesta no busca ser más que nadie. Su meta es otra: crecer juntos, mejorar cada vez, y sobre todo mantener viva la magia de hacer música. Esa que hace bailar a un conductor detenido en la fila del semáforo. Esa que cambia el estrés por alegría. Esa que, aunque dure apenas 40 segundos de luz roja, logra detener el tiempo.

Porque ellos no solo tocan salsa y cumbia. Ellos tocan la esperanza de salir adelante, el orgullo de mostrarse como son, el valor de no rendirse. En cada nota viaja la certeza de que la música no necesita grandes escenarios para brillar; basta una esquina, un semáforo y el corazón abierto de quienes se atreven a escuchar.
Congo en Tres Orquesta es eso: juventud, talento y sueños que suenan fuerte. Una orquesta que no espera a que la vida les dé un lugar, sino que se lo gana en la calle, a golpe de timbal y a pulmón de trompeta.