Alejandro Pérez
Xalapa Ver.- Apenas llegabas al Parque Juárez y ya te envolvía ese aroma inconfundible: pan doradito, guisos humeantes, salsas chispeantes.

La Feria del Pambazo 2025 no fue solo una cita con la comida, fue una experiencia que se vivió con todos los sentidos.
Desde temprano, familias, parejas, grupos de amigos y curiosos se lanzaron a probarlo todo. Estaban los pambazos de toda la vida —los que saben a casa, a domingo, a barrio—, pero también había locuras deliciosas: de mariscos, de carne al pastor, con mole, bañados en salsa de habanero, e incluso versiones veganas y con insectos que se robaron más de una historia para Instagram.

El parque se convirtió en un gran comedor al aire libre: gente riendo, compartiendo, probando algo nuevo. En cada esquina había música, arte, baile. Pero lo que más se sentía era el orgullo: ese sabor que solo Xalapa sabe dar.
Porque sí, el pambazo es más que un antojito. Es una receta que pasa de generación en generación, es la señora que fríe con amor, es el chavo que le pone su twist, es el sabor de nuestra gente.

La Feria del Pambazo no solo llenó estómagos: llenó corazones. Y quienes estuvieron ahí lo saben: comer un pambazo en la feria no es cualquier cosa. Es celebrar lo que somos, con una mordida bien dada y un montón de ganas de volver el próximo año.
