
•Familiares están a la espera de la entrega de los cuerpos, de tío y sobrino.
Daniel Páez/
Misantla, Ver.- Patricia Ortega Jiménez, trabajaba en Sonora durante la cosecha de uva en un día normal para ella, sin saber que uno de sus hijos, Jesús Álvarez de 43 años de edad, era uno de los 57 migrantes que iban abordo del tráiler abandonado en San Antonio Texas, el pasado 28 de junio.

«Yo estaba trabajando en la uva y ahí no hay comunicación. Fue por parte de mi hija Maricela, que me dijo que su hermano había fallecido, que regresara para esperar el cuerpo», dijo la madre de Jesús en entrevista exclusiva.
Las carencias, ganas de salir adelante y de ayudar a su mamá quien es diabética, fue lo que impulsó a Jesús el abandonar su tierra en Arroyo Hondo, perteneciente al municipio de Misantla, Veracruzz para buscar el sueño americano sin imaginar el trágico desenlace que viviría.

«Yo llegué apenas, llegué ayer y me duele mucho su muerte de mi hijo. Es un pedazo que me han quitado de mi corazón y por la forma en que murió asfixiado… No tengo palabras solo dolor en mi corazón».
Con lágrimas en los ojos, la señora Patricia dijo que apoyó el sueño de viajar a los Estados Unidos con tan solo $600 pesos, con los que se compró unos zapatos para poder cruzar la frontera.
«Él se fue para ayudarme, para ayudarnos y más a mi porque ya no quería que saliera a trabajar al campo, entonces me dijo: mamá yo me voy a ir para ayudarla, ya no quiero que trabajes en el campo. Y le dije sí mijo, (llanto) yo también me siento cansada ya no quiero trabajar en el campo porque yo soy sola y espero que pases y te vaya bien… Yo siento que se fue con ese pendiente. Solo espero que a esas personas se les de su castigo para que no sigan pasando más gente y más muertes, así como la de mi hijo».

Por su parte, Alejandro Álvarez, hermano de Jesús dijo que tenían poco contacto, durante el viaje les quitaron identificaciones y celulares para evitar que fueran descubiertos.
«Pues yo recuerdo que él me dijo que se iba a los Estados Unidos, con la intención de ayudar a mi mamá… Nosotros pensamos que mi hermano iba a llegar allá bien, porque eran muchos días que ya había tardado… Tratamos de comunicarnos con él pero ya no pudimos porque no tenían celulares, la última vez nos dijo que ya estaban allá en Estados Unidos pero que faltaba un poco de distancia para llegar al destino, nosotros nos dimos cuenta en las noticias de que habían parado un tráiler pero nosotros ni en cuenta que él iba adentro».
Y es que junto a Jesús, viajaba su sobrino Pablo Ortega Álvarez, de 20 años de edad, quien vivía en el municipio de Tlapacoyan y decidió viajar a Estados Unidos para darle una mejor vida a su esposa de tres meses de embarazo.

«Pues si la ilusión de él era llegar a dónde está su mamá y ella no le quitó la intención de que estuviera allá y para que no se fuera solo quiso que se fuera acompañado con su tío aún dejando a su esposa embarazada de tres meses», dijo Maricela Álvarez, tía de Pablo.
Así es como Jesús y Pablo salieron de su tierra natal para buscar tener una mejor vida tanto para ellos, como para su familia, sin saber que ya nunca regresarían.
La familia dijo que los cuerpos de las víctimas fueron reconocidos por una hermana que vive en Estado Unidos, y que tanto las autoridades mexicanas como de ese país están trabajando de manera conjunta para trasladarlos y darles sagrada sepultura.